MAYO
Autora: Julia Rosa Tuñón Vázquez
Mayo. Ya empieza el calor.
Desde la ventana la vieja del quinto tercera ve a los chavales jugar en el
antiguo patio de la escuela que derribaron hace muchos años para construir otra
más grande y más nueva unas calles más allá.
El espacio de la antigua escuela fue parcialmente ocupado por un bloque
de pisos – inmensa caja de zapatos con agujeros cuadrados que llaman ventanas-
desde donde mira la vieja, y una calle al otro lado de la cual quedó el patio
aislado con sus vallas parcialmente derribadas, que acabaron desapareciendo en
manos de los chatarreros. Al suelo de cemento le faltan trozos donde se forman
charcos cuando llueve y tuvo en algún momento pintadas las áreas de un campo de
fútbol; se supone que también tuvo porterías de las que en un lado quedan los
dos postes laterales y en el otro los dos postes y el larguero que a pesar de
ser de metal fueron respetados por quienes se llevaron las vallas. Así que allí
los chicos del barrio, al salir de la nueva escuela o cuando hacen pellas o los
fines de semana juegan al fútbol imaginando todo lo que falta. La vieja del
quinto teje su labor de ganchillo en la ventana (una colcha para su nieta que
se va a casar) mientras los observa y sólo deja de mirar cuando la labor exige prestar
atención especial a la muestra que usa como referencia. Si tuviesen red esas
porterías los pobres chavales no tendrían que perseguir la pelota para
recogerla cuando meten un gol que a veces rebota y sale a la carretera y los
niños son imprudentes por naturaleza y lo mismo cruzan la calle y pasa un coche
y se los lleva por delante y vaya por Dios qué desgracia porque los pobres no
tienen un sitio decente donde jugar cuando cierra la escuela y los niños tienen
que correr y saltar y moverse, ya se sabe. La vieja deja su labor con cuidado a
un lado y coge otra aguja de gancho y un ovillo nuevo. Teje cuatro, cinco,
seis, hasta veinte cadenetas; mira afuera, teje otras tantas, mira de nuevo:
no, necesita verlo más de cerca, luego cuando se vayan los chicos me bajo de un
momento, será más tarde y no hará tanto calor. Ya no puede volver al tapete,
está nerviosa, tiene otra labor. Enciende la tele y zapinea. Ella siempre ve la
uno a pesar de que su nieta le regaló un chisme de esos del TDT que se ven
montón de canales pero en la uno dan el “Cuéntame” y unas películas muy buenas
que su nieta dice que las repiten mil veces pero a ella ya le va bien porque la
mayoría de veces se duerme a mitad y así en dos o tres veces se entera del
final.
Pero ahora busca un canal
diferente, uno de esos que den deportes todo el rato a ver si sale un partido
de fútbol para fijarse bien. Por fin lo encuentra y tiene que esperar un ratito
hasta que echan un trozo de no sé qué partido lo suficientemente grande para
que ella se acerque con las gafas puestas a la pantalla y vea no todo lo
detallado que ella querría, pero tampoco tan mal, la red de las porterías. Sí,
más o menos lo tiene, hombre tampoco tiene que ser exacto, pero eso sí, que por
los agujeritos no se cuele el balón. Está deseando que caiga la noche y casi se
le quema la sopa con fideos de sobre que tiene en el fuego de tanto asomarse a
ver si ya se han ido los chavales y algún que otro vecino que al anochecer se
acerca a la esquina según dice su nieta a pillar aunque de eso ella prefiere no
enterarse. No es que tenga nada que ocultar pero tampoco es cuestión de darle
tres cuartos al pregonero.
Por fin todo parece
despejado. Por si acaso, no obstante, coge la bolsa de basura que aún no está
del todo llena para disimular; si se encuentra con alguien siempre puede fingir
que va a bajarla al contenedor.
Cuando ya ha franqueado la
puerta y está a punto de coger el ascensor, se da cuenta:la cinta métrica!
Vuelta atrás. Ya abajo cruza la calle y se acerca a las porterías. Lo que es ese
palo de arriba lo puede medir por abajo aunque tenga que agacharse y eso le
fastidia un poco las rodillas pero los de los lados lo va a tener un poco más
difícil, tendría que haberse bajado la banqueta de la cocina, hay que ser
tonta, bueno más o menos calculando hasta donde le llega el brazo y un poco
más, bueno bastante más, qué pequeña soy, en mis tiempos no daban de comer como
es debido, con lo maja que es mi nieta que podría ser una modelo de esas que
salen en las pasarelas. Bueno, una de esas no, que están muy flacas y no como
la mía que tiene sus tetitas y sus caderas, por eso se va a casar y no como
ésas que están todas para darles un bocadillo de jamón. Esa noche pasa de las
películas o del “Cuéntame”, en realidad no sabe muy bien lo que echan, y
empieza a tejer. Tiene la idea en la cabeza, en nada saca la muestra de un
cuadrito, ahora se trata de tejer y enlazar, tejer y enlazar, le llevará unos
cuantos días y tiene que comprar un hilo más adecuado, algo que sea más fuerte
pero que se pueda tejer con ganchillo que es lo suyo.
Los días siguientes los
pasa enfebrecida. Sale lo imprescindible para comprar cuatro cosas para llenar
el estómago y que sean fáciles de hacer. Apenas ve la tele y teje y teje, sólo
se distrae de vez en cuando viendo a los chavales jugar y entonces se le llena
el rostro con una sonrisa, suspira y sigue tejiendo con más ahínco. En unos días tiene su labor acabada y sólo
necesita el momento oportuno para colocarla, otra escapada nocturna pero esta
vez bien preparada. Cuando el campo está despejado mete la red en una gran
bolsa que se dejó allí su nieta un día que trajo no sé qué y coge la banqueta
de la cocina. No se quita el delantal y se mete en los bolsillos hilo de tejer,
tijeras ,unos clavos, cinta métrica... por si hiciesen falta rectificaciones de
última hora., La bolsa que contiene la red pesa mucho y ha de arrastrarla hasta
el ascensor, por un momento duda si podrá con las dos cosas pero tampoco se
plantea dejar una en la calle y volver a por la otra, así que se arriesga, baja
y después de mirar cuidadosamente a uno y otro lado cruza la calle arrastrando
la bolsa y llega a la portería que tiene el larguero. Colocarla no es fácil,
quizás la ha hecho demasiado grande, claro que eso es mejor que haberla hecho
pequeña y que la portería pareciese un anuncio de fajas, se le escapa una risa,
se ríe de su propio chiste, está feliz. Los clavos le sirven para fijarla un
poco atrás en los dos costados, como ha visto que están las de los partidos de
la tele, lo malo es que no tiene esos palitos a cada lado para que quede la
bien la forma, esto más bien parece una cueva, pero el portero siempre está en
la raya, no cree que le moleste, claro que el que tira lo verá más pequeño,
igual se queja, lástima no haberlo pensado antes. Si tuviese un par de barras o
palos o algo para poner, claro que ella tampoco sabría ponerlas, bueno espera
que les sirva, ahora está cansada por el esfuerzo y decide irse a la cama, es
lo mejor. El parado del tercero primera fuma en la ventana. A la débil luz de las
farolas de la calle observa a la vieja esforzándose por colocar la portería. Él
ha visto muchas veces a los chavales jugar por la tarde, no está mal la idea de
la vieja, lástima que le falten las barras laterales, por ahí debe de tener él
alguna cosa que podría servir, da pereza ponerse a mirar ahora, pero molaría
que los chavales se encontraran la portería hecha aunque nada más sea una,
incluso cuando le toque el chiquillo el fin de semana puede bajar a jugar y
puede decirle que él construyó o casi la portería. Total, qué coño tiene que
hacer, ahora no va a salir a buscar trabajo, de hecho mañana tampoco, está
hasta los huevos de que le digan no porque ya cumplió los cuarenta como si
fuera una momia, y ellos qué sabrán, mira la momia del quinto cómo ha tejido
una portería para los chavales, más de lo que hace el ayuntamiento que tiene
ese trozo desaprovechao con lo poco que costaría poner ahí un campillo de
fútbol de verdad. Tira el cigarro y se pone a buscar en el cuarto de atrás que
es en el que guarda toda la mierda que le sobra e incluso la que no, la
limpieza no es su punto fuerte, desde que se fue la mujer aquello no es lo
mismo. Después de apartar unos cuantos trastos aparecen las putas barras,
mecagoentó que estaban debajo de to la mierda, no podía ser de otra manera,
coño pero van a ir cojonudas así a ojo la puta medida más o menos que tampoco
es Los Pajaritos ay virgen que le ha salido el alma de soriano con lo que hace
que falta del pueblo. Puestos a rebuscar siempre aparecen tesoros y las herramientas
para colocarlas (por qué demonios tiene él esas cosas) aparecen también. Una
banqueta –hay que aprender de los mayores –y todo preparado. En cuanto ve a la
vieja subir, sale para el vestíbulo, espera que el ascensor pare en su piso, lo
llama y baja con todos los aperos. Nadie chilla por algunos golpes con los que
coloca las barras y recoloca la flamante red, a esas horas seguro toca Gran
Hermano o algún tomate o similar que deja a todos los vecinos pendientes de la
caja tonta.
El jubilado del primero
primera y su señora lo han visto todo. Lo que a ellos se les escape... Mira que
la mujer ya sospechó cuando vio a la del quinto venir de la mercería con una
bolsa llena y los días que se pasó sin apenas salir que ya casi ni la
encontraba en la panadería donde prácticamente la veía cada día. A él esas
cosas no le dan más pero si su mujer lo dice, por algo será.
Él si se ha dado cuenta de
la bolsa que ha arrastrado esa noche y no ha podido evitar la curiosidad de
ponerse en la ventana; su mujer también quiere ponerse pero es distinto una
mujer en la ventana es una cotilla, así que le ha dicho tú para dentro y ella
se ha ido a ver la tele que está la serie muy interesante.
Una vez en la ventana
observa todo el proceso de colocación y cuando ve subir a la vieja se mete para
dentro él también pero cuando va a cerrar la ventana porque esta mujer siempre
tiene frío aunque todo el mundo ya tenga calor ve al del tercero plantando unas
barras y recolocando la red. El hubiera hincado más las barras, que no sabe lo
que durarán y la red igual hubiese tenido que ser algo menos amplia pero a
pesar de todo no está mal, tiene su mérito aunque la verdad es que no cree que
dure mucho, los chavales seguro que ni la aprecian, además, la otra portería
qué. Dos días le da tirando largo, sí, ya cierro la ventana que verás mujer lo
que han hecho la del quinto y el del tercero, sí, el divorciao mujer , quién va
a ser. El jubilado y su mujer esperan la reacción de los chavales, esperan que
tras la sorpresa inicial destrocen la red de ganchillo de la vieja, así es la
naturaleza humana, así son los jóvenes que se van de casa y no se vuelven a
acordar de uno , pero pasan los días y lo más que hacen es subirse a una caja
de fruta que traen de no sé donde a ajustar la red a los rudimentarios postes.
A los pocos días el del
tercero vuelve con una barra (la habrá robado dice la mujer del jubilado) para
hacer el larguero de la otra portería, la del quinto se ha bajado la banqueta y
teje la otra red mientras los chavales están en la escuela, voy a bajar con la
escalera y las herramientas porque ese pobre hombre en la banqueta se va a
matar y estando en paro el pobre hijo ni pensión de huérfano cobrará. Qué ganas
de meterte en todo, hombre, ya me lo dijo mi madre cuando me casé, calla mujer
que tu madre está muerta hace muchos años, déjala descansar y cierra la boca y
ponte a ver la telenovela o el arguiñano que yo estoy jubilao y hago lo que me
da la gana que pa eso he trabajao cuarenta años y me lo tengo merecido.
La del séptimo tercera que
es alquilada y algunos dicen que puta aunque en realidad friega suelos en una
residencia cutre para viejos; vuelve de trabajar y se fija por primera vez en
las dos porterías montadas. Mira los viejos qué idea han tenido, ahora un
césped vendría de coña, pero habría que levantar todo este cemento. A mi primo
le digo yo que le pida al jefe el martillo hidráulico o aunque sea a pico y
pala y en un pispas está levantado. Luego sería cuestión de ver si se puede
plantar algo o se pone tierra. Los estudiantes que comparten piso en el cuarto
primera tienen la temporada solidaria, el mes pasado les tocó ser ecologistas y
el anterior antisistema. Cuando ven casi levantado todo el suelo, el pobre
hombre sudando después del esfuerzo y a la del séptimo tercera con unas bolsas
de basura industrial recogiendo trozos de cemento arrancado, enseñando el tanga
mientras se agacha, con una camiseta medio sudada y unos guantes de trabajo que
seguramente le ha prestado el esforzado obrero, deciden dejar de lado la play
station y bajar a ayudar. La vieja del quinto, el jubilado y el parado discuten
sobre los arreglos para rematar del todo las porterías y dejarlas estupendas.
Unos cuantos días más y está todo el cemento quitado y la tierra aplanada, el
chico parapléjico que está así desde que se dio una hostia con la moto, les ha
dicho a los chavales que no tienen vergüenza si no ayudan que lo están haciendo
para ellos y si no fuera porque él no puede que está en esa silla de ruedas
porque nadie le puso un campo de fútbol para que estuviese cerca de casa
jugando en vez de ir con las putas motos cuando todavía no era más que un
chaval que tenía que estar dándole al balón en vez de hacer el loco sin casco a
toda leche por la carretera... No se sabe quién ha traído el camión con tierra
, un vecino de un vecino, quién los tapines de césped, quién ha regado o rezado
para que lloviera, quién lo ha pisado. Las rayas seguro las ha pintado el del
segundo tercera porque ése es pintor de brocha gorda y alguna afición artística
tiene porque sin máquina le salió de puta madre, tiene mucha idea mi marido ya
os lo dije yo que está desaprovechao en la empresa y es un profesional, no como
esos jovencitos que entran ahora que no tienen ni idea. Las vallas fueron idea
del jubilado que ya se ha visto que era un poco manitas y como buen jubilado
perteneciente al cuerpo de ingenieros voluntarios y ya que en el barrio no hay
obra nueva... que observar lo del campo de fútbol da para mucho y el cuñado de
alguien ha sacado unas de no sé qué desguace y las ha pintado el de las rayas
que¡ ay como es mi hombre que vale pa to!
El colgao que vive de okupa
con unos colegas en un piso del edificio de al lado dice que es artista, hace
unas esculturas muy raras con barro, llenas de grumos que dice que reflejan la
imperfección humana pero a la mayoría le parecen mocos pegados, que a lo mejor
de todo hay porque lavarse no se lava mucho, pero como de vez en cuando se
sienta en la acera a fumarse un porrito mientras le llega la inspiración ya
forma parte del equipo y se arranca haciendo un marcador en una plancha de madera.
Los números son un poco raros, el jubilado que se cree un poco culto dice que
son picassianos, los estudiantes más bien piensan que se mete algo más que
hierba.
El bar del bajo se
convierte en la sala de juntas del campo de fútbol, hasta la del quinto tercera
que no pisa un bar si no va acompañada de la familia se apunta, el jubilado, el
parado, el pintor de brocha gorda ... todos discuten las mejoras que pueden
hacerse de cara a siguientes años, las mujeres eligen muestras para mejorar las
redes. Discuten acaloradamente cuando no se ponen de acuerdo, si tú no has
hecho ni el guevo para qué opinas, y tú qué, pa cuatro palos que has puesto, si
yo no hubiese tenido la idea de... si la señora no hubiese tejido la red, si no
fuera por el trabajo físico, éso no lo hace cualquiera y lo que vale mi marido
que vale pa to, tíos dejarlo que somos coleguitas y tal, redios si yo no
estuviese en esta silla os iba a callar a todos a hostias. Va dejémoslo, mirad
qué hermosura, cómo juegan los chavales que agustito ahora que no se hacen daño
ni se va la pelota esmaná que pueden cruzar la calle y pasar una desgracia,hay
que poner unas luces que en verano hace menos calor por la noche y apetece más
jugar, a ver si el ayuntamiento arrima algo, que tanto no costará digo yo, que
el resto está todo hecho y aquí somos gente obrera y cada cuál ha puesto algo
suyo. Por cierto a ver si te animas tú que tienes el bar y venimos aquí cada
día a consumirte coño, pon algo, unas camisetas pa los chavales pa que puedan
hacer partidillos, con el nombre del bar que así te haces publicidad y cuando
venga mi chaval el fin de semana, que yo creo que este sí porque mi ex ya sabe
que no tengo pa pagar la pensión que no es por maldad, se queda con la boca
abierta. Eso sí, que no las va a tejer
la señora también, que no estarían ridículos ni nada los chavales con camisetas
de ganchillo y perdón por las señoras un poco maricones y el fútbol es un
deporte de hombres y no te ofendas jovencita que ya sé yo que tú como la que
más has contribuído y no quiero yo decir que no valieses pal fútbol y pa todo y
usted tampoco señora que el ganchillo en la red ha quedao de maravilla, sí
mujer tú también tejes bien, anda calla y tira pa’rriba que ya es hora de hacer
la cena.
... El parado del tercero
primera tira la colilla a la calle mientras ve los montones de tierra apilados
aquí y allá , voy a ver si ordeno uno poco la habitación de los trastos que lo
vea limpio el chaval cuando venga y que juegue en casa aunque sea ahora que ya
fuera no puede. El del primero primera cierra la ventana, por una vez su mujer
tiene razón, a pesar de la época hace frío todavía , me siento con ella a ver
la telenovela que no sé por qué les gustan tanto estas cosas a las mujeres,
anda hombre ven conmigo que qué tienes que mirar abajo si parece el Kosovo ese
que salía por la tele.
Los estudiantes hace días
que no salen, seguro preparan exámenes finales, el año pasado se descuidaron un
poco y hay que recuperar el tiempo perdido. Hoy la del séptimo tercera no ha
ido a trabajar; en cuanto sintió ruido de obra llamó y dijo que estaba mala.
Después empezó a sentirse mal realmente y se ha metido en la cama a llorar sin
que nadie la estorbe.
Desde la ventana la vieja
del quinto tercera mira las excavadoras arrastrar lo poco que queda de las
redes que tejió hace ya tanto tiempo. Quizás no debieron ir a solicitar las
luces para el campo al ayuntamiento. Si sólo explicar dónde estaban ya debió de
costar, pobres si por aquel barrio no había pasado ni un municipal siquiera en
todo lo que ella llevaba viviendo allí, si ni cuando había elecciones se
dignaba nadie a pegar un mísero cartel. Si no hubieran ido a pedir las luces a
lo mejor ni se hubiesen enterado que allí había un campo en un solar que era
suyo pero que no usaban para nada, para nada. Los estudiantes, el parado y
hasta el jubilado organizaron una sentada, fueron casi todos los vecinos, ella
también bajó aunque con su banqueta porque las rodillas cada vez las tiene peor
y también las lumbares, mira que este último año la habían respetado pero
últimamente le han vuelto a doler como antes. El okupa no pudo ir,pobre, lo
encontraron muertito hace un mes: de sobredosis, dijo el parapléjico por no
haber tenido un campo de fútbol donde jugar sanamente en vez de meterse mierda
pero ella piensa que murió de tristeza porque después de pintar el marcador
algunos dijeron que vaya artista de mis cojones y él se calló pero debió de
dolerle.
El del bar cerró la
persiana para evitar incidentes, qué pensaba ¿que iba a venir todo el ejército
a contener la protesta?, dos guardias y un par de empujones de la excavadora
fueron bastante para disolver un puñado de gente que ya sabía que tenía la
partida perdida.
Me voy a echar la siesta,
dentro de un mes es la boda y yo no sé si llego de lo cansada que estoy, la
colcha desde luego no la termino, mejor le doy dinero y que se compre lo que
quiera, esto del ganchillo ya no se lleva y además los jóvenes prefieren lo
práctico. Después cuando me levante voy a comprar cuatro cosas que me hacen
falta. Para cenar me hago una francesa y luego veo el partido, que ya está a
punto de acabar la liga. Claro, es Mayo. Y empieza el calor.
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